Hacer actividad física cuando se tiene gripa puede ser un arma de doble filoo.

Si bien es cierto que hacer ejercicio de manera frecuente puede ayudarte a fortalecer tu sistema inmunológico, entrenar cuando tu cuerpo no está en sus mejores condiciones puede ser contraproducente.

Antes que someterte a una intensa rutina de ejercicio, debes considerar en qué grado se encuentra el resfriado y valorar si vale la pena o no, ya que muchas personas piensan que ir al gimnasio y realizar rutinas con pesas o de alto impacto en donde puedan “sudar la enfermedad”, ayudará a curarla de una manera más rápida.

Sin embargo, esto solo provocará que las defensas bajen considerablemente porque al entrenar el agua plasmática disminuye, ya que hay una mayor contaminación en el plasma sanguíneo por parte de efectos de desechos metabólicos y de radicales libres así como un gasto mayor energético, provocando tener entonces, el efecto contrario.

¿Cómo reacciona mi cuerpo ante la enfermedad?

Es importante entender que cuando estamos enfermos, así sea por algo tan relativo como un resfriado leve, nuestro cuerpo tiende a aumentar la temperatura interna porque está combatiendo el virus.

Al entrenar de forma intensa, aumenta nuestra temperatura ya que no sólo envía energías para combatir el virus, sino también la envía para evitar que nos descompensemos mientras realizamos actividad física, por lo que sólo terminarás más enfermo y poniendo en riesgo tu salud.

Lo que sucede con las «gripas» es que la única forma de curarlas completamente es con reposo. Si no buscas que un simple resfriado avance a algo más peligroso: no te arriesgues.

Recomendaciones para la actividad física con resfriado

Recuerda mantener una alimentación saludable, toma agua en abundancia durante el día y si los síntomas son leves y se presentan de la garganta hacia arriba; puedes realizar actividad física pero no de alto impacto, en cambio si los síntomas se presentan de la garganta hacia abajo, lo mejor es que guardes reposo hasta que hayas mejorado un poco y puedas retomar el ejercicio.

Busca una práctica donde no realices respiraciones muy fuertes para evitar que te lastimes la garganta; puedes realizar actividades como yoga, natación, bicicleta o trotar.

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